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Las Mujeres del Carnaval


La mujer siempre ha tenido una posición destacada en el Carnaval, alentándolo y colaborando para que la tradición perviva, pero solo en los últimos años ha tenido un papel protagónico dentro de los actos de la Fiesta. Hola Riosucio dialogó con tres hacedoras del Carnaval, tres matachinas de tres generaciones distintas que nos contaron su historia y su mirada sobre nuestra festividad. 


Loló Betancur: el Amor por la Tradición

Leonor Betancur Bueno nació en Riosucio, procedente de una familia muy carnavalera, su abuelo Néstor Bueno Cock fue presidente en varias ocasiones de la Junta del Carnaval y su hermano mayor, Alonso “Queso”, compuso decretos que todavía se evocan y son causa de alegría y de recordación.

Su primer contacto con el Carnaval fue en casa de su abuelo, pues allí se guardaba el Diablo; recuerda uno que celosamente se conservaba en cajas, hecho por Octaviano Vanegas y que movía el cuello; en aquel tiempo para los niños de esa casa era un acontecimiento lograr ver el Diablo; recuerda Loló que la imagen duraba varios carnavales, por eso se protegía cuidadosamente. 

Participó en la primera agrupación del Carnaval en la que se disfrazó la mujer, pues ellas aportaban ayudando a las cuadrillas y cosiendo pero solo se disfrazaba la madrina, es decir, una por cuadrilla; en 1948 Néstor Bueno sacó una caravana con todas sus hijas y ella, por ser la nieta mayor, pudo participar. 

Se casó y se fue a vivir a Bogotá, formó la colonia y trajo la primera cuadrilla que trajeron los riosuceños en esa ciudad, que se llamó Los Hijos de la Diabla, traían una diabla para que los acompañara, recuerda que estaba Norman Trejos, que estudiaba en Bogotá; logró organizar cerca de 5 cuadrillas en el tiempo que vivió allá.

Manifiesta con nostalgia que ha cambiado la tradición del carnaval, por ejemplo con el convite de esta edición que fue totalmente distinto pues fue como los decretos, que se habla de la gente de la administración, etc, el convite era una cosa alegre, llamando a la gente que se acercaba el carnaval, que era hora de llegar el Diablo, que qué dicha, convidando a la gente, a los de afuera, era alegría, y esto de ahora fue una guerra de la junta nueva con las juntas pasadas, muy buena como puesta en escena pero no como convite, “no es acusando a los otros, ya pa que si están montados, así empieza a acabarse la tradición”.

Su familia, las primas Gärtner, continúan con la tradición y siempre traen una caravana, dirigida por María Isabel Gärtner.




Graciela Restrepo Calvo: el Semillero del Carnaval

Nació en Riosucio, hija del recordado matachín Julio Restrepo Toro y de Adiela Calvo González, desde muy pequeña vivió el ambiente del carnaval a través de su padre, quien sin ser riosuceño de nacimiento, fue un matachín que amó al carnaval y le infundió ese amor a través de su participación en las cuadrillas y la organización del certamen, del que fue presidente y alcalde, Graciela lo acompañaba y se fue contagiando, no tuvo oportunidad de estar en cuadrillas infantiles porque eran muy escasas y predominantemente masculinas. 

Graciela acompañaba a Don Julio a los ensayos de cuadrilla y luego, cuando estuvo en las juntas del carnaval, le ayudó como guía turística, en la venta de boletería para las corralejas y en la organización de eventos como el carnaval campesino, para lo cual se desplazaba a las veredas a promocionarlo y a motivar a las juntas de acción comunal para que organizaran la comitiva que vendría al desfile.

Ya contagiada del espíritu del carnaval, un día cualquiera se le ocurrió organizar una cuadrilla infantil, al mirar que tenía muchos sobrinos y que sus amigas tenían también niños, eso fue en 1997 y desde entonces a ello se ha dedicado, ajustando 8 con la que coordinó este año. 

También ha participado en cuadrillas de mayores, la primera con las Danzas del Ingrumá en una que se llamó Figuras del parque, también estuvo en Figuras Precolombinas, Los Espantapájaros, La Serpiente de las 7 Cabezas, Fantasía de la Escoria y este año en una que realizó homenaje a grandes hacedores del carnaval y que se llamaba Fiesta de Matachines. 

Sobre el Carnaval, dice que han cambiado muchas cosas, sobre todo en organización y algunos aspectos de la fiesta, viene mucha gente y alguna ha querido desdibujarlo y darle otro tinte no cultural. La parte tradicional también ha cambiado, está de acuerdo con que hay que modernizar y adaptar pero también hay que preservar la tradición, pero resalta que se han cambiado los decretos y elementos como el convite, que este año fue muy distinto.

Hace un llamado a las juntas del carnaval para que piensen más en los niños, en el semillero, “si queremos que las cuadrillas continúen hay que estimular a los niños y a los que quieren trabajar, este año estuvo pobre el número de cuadrillas infantiles, lo que nos invita a mirar qué está pasando y qué se va a hacer; hay que pensar en los niños si queremos que continúen las cuadrillas y el Carnaval”. 





“La Rasta de Lucifer”: la Revolución Festiva

Eliana Medina Ramírez nació en 1986 y en 1987 vivió su primer carnaval, no recuerda la experiencia de ver máscaras, cuadrillas y al gran Diablo, pero al parecer las sensaciones quedaron dentro de lo que es y la fueron formando como Riosuceña, a pesar de no ser nacida en estas tierras.

Como muchos niños y niñas tuvo un amigo imaginario, pero el de ella tenía forma de diablo de carnaval, su madre le compró un diablito negro de cara roja que se pegaba de las camisetas y desde ahí lo aferró a ella y nunca lo ha soltado. 

A sus 8 años hizo parte de una cuadrilla con doña Virginia García y fue ahí donde le empezó a dar significado a cada paso, a caminar en pro de este bello ritual festivo, en ese caminar se empezó a enamorar de la literatura matachinesca y a sus 14 años tuvo la oportunidad de hacer su primer decreto, teniendo entre los espectadores a uno de los hombres que más admiraba Tatinez; con Omar Marín comprendió la magia de las cuadrillas, de las letras, de los vestidos y de la importancia de conjurar cada uno de sus detalles; no ha dejado de ser cuadrillera y no se imagina un Domingo de Carnaval sin portar un disfraz, sin cantar sentires y denuncias y sin desfilar por las calles de su pueblo. 

En el 2005 hizo su primera cuadrilla, una juvenil llamada “Herederos de una noche en carnaval”, con ska, reggae y una energía que desbordaba el disfraz, que se salía de los esquemas y que contagiaba de alegría a quienes la escuchaban, a partir de ese momento el carnaval la atrapó con su magia, pues tuvo el placer de saludar a Su Majestad El Diablo y participar con sus escritos durante todo el ritual festivo de ese año.

A partir de ese carnaval empezó a indagar por su historia, por sus características a comprender la inversión, la apertura, la igualación que éste ofrece y debido a ello se interesó por encaminar la Sociología hacia el estudio de lo festivo, realizó su tesis de pre-grado “Una mirada sociológica al Carnaval de Riosucio y un encuentro con la Diabla de Los 30” y se integró a la red de estudios de fiesta y carnaval de Latinoamérica y desde ahí no he dejado de indagar sobre el tema carnaval y fiesta. 

Fue bautizada como riosuceña adoptiva, la nombraron “La Rasta de Lucifer”, haciéndola sentir amada por su pueblo y por nuestro Diablo, pues ya no solo es riosuceña de corazón sino riosuceña riosueceña y eso la hace sentir feliz, amada y comprometida con su pueblo del Ingrumá.

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