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Mostrando entradas de marzo, 2017

Radiela Ladino Vargas: la última alfarera

Nació en Portachuelo, comunidad de Riosucio enmarcada en el Resguardo Indígena de Cañamomo – Lomaprieta. Desde su infancia su madre, Florinda Vargas, se sentaba con ella y con su hermana Graciela en el pequeño taller de la casa y les enseñaba con mucha paciencia y amor a amasar el barro ancestral para fabricar las callanas, ollas y cazuelas, candeleros, sahumadores, fruteros, tinajas, fogones de carbón, macetas, etc.  Cuenta doña Radiela que antiguamente la región de Portachuelo era profusa en familias que trabajaban la alfarería pero que con el paso del tiempo fueron desapareciendo y en el presente la familia Ladino Vargas es la única que se dedica a esta ancestral labor de materializar los sueños a través de la arcilla. Asegura que es conveniente y necesario que el Resguardo Indígena de Cañamomo – Lomaprieta fomente la creación de una escuela de alfarería para que los niños, jóvenes y adultos de la comunidad conserven esta hermosa tradición y no permitan que desaparezca, ya

Ociel Gärtner Restrepo: 50 años de cantos al Carnaval

Técnicamente se define el concepto de Matachín, en el contexto del Carnaval de Riosucio, como la persona que oficia y materializa la esencia de la Fiesta mediante las artes y la palabra; su actitud es a la vez rebelde y pacifista, y su espíritu es creador, pues se esfuerza por expresar y construir el Carnaval. Esa definición la encarna con creces Ociel Gärtner Restrepo, quien desde 1967 consagró su pluma para cantarle al Carnaval, a S.M. El Diablo y a enriquecer la literatura matachinesca. Ociel también debutó como Alcalde Municipal de Riosucio entregando su vida al Pueblo del Carnaval. El comienzo de todo A Ociel Gärtner le viene de cuna el amor por el Carnaval, su abuelo, Alfredo Gärtner Cataño escribió algunos textos para cuadrillas en las primeras décadas del s. XX y su papá, Carlos Emilio Gärtner Ospina, fue uno de sus mayores cantores, galardonado con el Cordón del Carnaval en 1981 por su aporte a la literatura matachinesca. Con esa herencia no era de extrañar que su