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Beto Guerrero, el arte como forma de vida




Riosucio se ha caracterizado por el talento de su gente y la imagen propia de un pueblo que ha viajado por todo el mundo dando a conocer lo que somos, por eso es de suma importancia resaltar la labor de quienes se encargan de dibujarnos en cada trazo con la meta de perdurar en el tiempo como carnavaleros, chicheros y parranderos.



Todo un personaje



Uno de los artistas más populares y queridos del Pueblo del Carnaval es Gilberto Guerrero Tapasco más conocido como Beto, un pintor empírico cuyas obras son familiares para todos los riosuceños al estar plasmadas en murales como en la plaza de mercado.


Líder natural de la Barra Los 30 y fabricante desde hace 26 años de la diabla que sale en Carnavales con carácter no oficial pero que poco a poco se ha ido incorporando a la carnestolenda, es por eso que Hola Riosucio se adentró en la vida de este personaje a través de un diálogo abierto en el que mostró muchas de sus facetas como artista, riosuceño y persona.

Así se forma un artista

Beto nació en Riosucio en el sector de La Galería (sitio donde aún vive) el 29 de diciembre de 1963. Desde muy pequeño mostró inclinaciones por el dibujo, lo que lo llevó a ganar dos concursos infantiles. Ya en su secundaria cursada en el Instituto Nacional los Fundadores, se ganaba sus pesos haciéndole a sus compañeros las tareas en las asignaturas de Estética y Vocacionales y haciendo avisos para negocios.

Cuando tenía 16 años el arquitecto Benjamín Patiño, responsable de la construcción del estadio El Vergel, lo llamó para que pintara una de las vallas publicitarias gustándole tanto su trabajo que lo contrató para que dibujara muchas más. Estas vallas estuvieron allí por varios años.

A partir de ese momento el arte se convirtió para Beto en su profesión y su forma de vida, pues trabajo no le ha faltado. Detrás de los dibujos y los murales han llegado más cosas y ha hecho lo que se ha propuesto.

Es un artista empírico, pues en Riosucio no contó con maestros que lo orientaran en el perfeccionamiento de la pintura, las calles y las paredes han sido su academia, su vida y una manera de salir adelante.

La Barra de Los 30

Nos cuenta Beto que con los vecinos del sector 'La Barriada', como él la llama, se desplazaban a jugar a la cancha del Pavé que les queda contigua. Siempre se encontraban en las tardes libres y en las vacaciones jugaban fútbol, formando equipos a veces de 13 y 13 o de 14 y 14, pero generalmente de 15 y 15, o sea 30. La expresión ¡Vámonos a jugar al Pavé con los 30! dio origen a que el grupo empezara a ser denominado así, participando en encuentros deportivos con otras barras bajo ese nombre: Los 30 vs. Fundadores, etc., partidos para los que Beto llevaba avisos elaborados por él con el nombre de su grupo.

Siempre ha estado acompañado por ellos. Hoy 30 o 40 años después, siguen a su lado y continúan haciendo cosas juntos. Algunos se han ido, otros se han muerto o se han casado, pero destaca con orgullo nuestro artista que los vecinos de la galería han sido en su mayoría los mismos desde hace décadas, lo que les ha permitido conservar la amistad.


Los murales de la galería

Fue gracias al grupo de amigos de Los 30 que Beto pudo cumplir su sueño de plasmar su obra en las paredes de la plaza de mercado. Entre todos costearon las pinturas y le colaboraron para que dibujara muros enteros con paisajes, diablos y sobre todo, con diablas.

Muchas paredes del municipio le han servido de lienzo, algunas obras han sido patrocinadas por las administraciones municipales, otras por particulares y otras por el Encuentro de la Palabra.

La Diabla

Cuando era niño y veía desfilar por las calles del pueblo al Diablo se imaginaba fabricando algo así de grande. Hace 26 años se decidió a hacerla y sacarla en los carnavales lo que no siempre ha sido pacífico pues por su carácter no tradicional, extraoficial y hasta contracultural, ha chocado con algunas Juntas del Carnaval, teniendo incluso que intervenir la policía por los conflictos presentados. Hoy en día es un elemento más de la Fiesta, reconocido y amparado por la voluntad popular.

La diabla la elabora Beto en acero, guadua, icopor y papel con engrudo y es entronizada en medio del jolgorio el Viernes de Carnaval o cuando la tenga lista.

El Encuentro de la Palabra

Un cariño muy especial manifiesta Beto hacia esta actividad cultural. Nos dice que ha estado desde la primera versión y que siempre lo han tenido en cuenta. Desde hace 33 años el Encuentro ha estado con él y él ha estado con el Encuentro. Ha pintado murales para anunciarlo, ha hecho avisos y pendones pero la labor que más lo llena de orgullo es la de plasmar, año tras año, la imagen oficial del certamen en un lienzo o telón grande para poner en el teatro.

Los afiches del Encuentro son donaciones de artistas que se vinculan con el evento; lo que hace Beto es dibujar esa misma imagen en el telón; nos dice con modestia que el arte es de quien creó el diseño, pues él simplemente lo copia, sin embargo muchos de los creadores le han agradecido por plasmar sus obras y le han reconocido su labor.

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