La cruz para muchas personas tiene un significado divino pues fue donde Jesús murió por nosotros. Muchos riosuceños tenemos cruces de madera en la casa y en la zona rural nuestros coterráneos hacen en la parte de afuera una cruz grande de guadua. Sin embargo como todo en el pueblo de carnaval tiene un significado y una historia para contar, vamos a hablar de la cruz del cerro y la fascinante historia que tiene detrás de su imponente vista desde las calles del pueblo.
El ascenso a la cúspide del cerro es una de las condiciones tradicionales que deben cumplir todos los riosuceños para considerarse tales. El monumento a la Santa Cruz en la cima es objeto permanente de veneración así como el Víacrucis ubicado en el camino. El 3 de mayo y el 14 de septiembre, días consagrados por la Iglesia Católica a la Santa Cruz se producen peregrinaciones masivas con misa a bordo en el altar existente al final de la ruta.
El ascenso a la cúspide del cerro es una de las condiciones tradicionales que deben cumplir todos los riosuceños para considerarse tales. El monumento a la Santa Cruz en la cima es objeto permanente de veneración así como el Víacrucis ubicado en el camino. El 3 de mayo y el 14 de septiembre, días consagrados por la Iglesia Católica a la Santa Cruz se producen peregrinaciones masivas con misa a bordo en el altar existente al final de la ruta.
El sueño de Eliacim
El Ingrumá estaba coronado por una cruz de madera que la gente alumbraba con faroles en las fechas especiales. Cierto día Raúl Eliacim Becerra leyendo una revista que venía de otro país observó una foto de un montículo en Brasil con una cruz iluminada, idea que le quedó sonando. Era el año 1930. Tiempo después, regresando de su finca en Las Partidas miró al cerro y a su cruz de madera y pensó ¡Qué maravilloso sería una cruz iluminada en ese sitio! Días después tuvo un sueño, en el que veía al cerro con una cruz iluminada; al otro día convenció a unos amigos que lo apoyaron y empezaron a trabajar con él, haciendo convites y actividades para recolectar dinero y así construir la cruz e iluminarla; fue así como se creó una comisión para tal efecto nombrándose a Eliacim como presidente.
Por chismes dice la gente que el trabajo no continuó hasta que el padre Juan Pablo Mejía convenció a Eliacim de seguir la obra. Se debieron sortear muchos obstáculos para transportar los materiales hasta la cima pero luego de un tiempo y con la ayuda de todo el pueblo, la cruz que conocemos hoy fue levantada.
Y la cruz se ilumina
Luego de construida la enorme cruz se inició la campaña para su iluminación pero el Concejo Municipal se negó a aprobar el presupuesto que se requería por sus altos costos, postergándose la decisión hasta otra administración. Eliacim sentenció que la historia se encargaría de recordar a un Concejo que no quiso apoyar una iniciativa que clamaba todo el pueblo.
Cuando se alumbró por primera vez la cruz del cerro fue un acontecimiento en el pueblo que estaba pendiente de ver a su cima emblemática iluminada. El 3 de mayo de 1939 tuvo lugar la inauguración oficial con una misa celebrada por el padre Villegas.
La cruz tiene grabado el nombre de su gestor, Raúl Eliacim Becerra y una frase en Latín seleccionada por el padre Villegas.
El Vía Crucis
Las estaciones que recuerdan la pasión de Cristo están diseminadas a lo largo del ascenso al Ingrumá para que los peregrinantes eleven sus oraciones. Por muchos años cada uno de los pasos estuvo representado por imágenes elaboradas en tornillos y tuercas por el riosuceño Leonardo Echeverry Díaz. Así los apóstoles, la Virgen y hasta el mismísimo Jesucristo, eran representados de esta curiosa manera. Hace algunos años las estaciones fueron sustituidas por cuadros que representan el episodio bíblico evocado.
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