¿Cómo llegar?
Puede decirse que es uno de los cerros tutelares de Riosucio, pues lo vigila desde el Oriente, desde donde nace el Sol, casi al frente del otro guardián, el Ingrumá.
El recorrido que desde el casco urbano lleva hasta la cima de la morada de la Guardiana Sinifaná, a quien se puede oír pero no ver, pasa por Sipirra, la emblemática y tradicional vereda de la bebida ancestral, continúa por Miraflores y culmina en Puente Tierra, los tres lugares pertenecientes al Resguardo Indígena de Cañamomo – Lomaprieta.
En esta última comunidad, plagada de caminos de piedra, está localizado el cerro, o sea que allí empieza el ascenso por entre la vegetación típica de la región, abundante en diente de león, y rodeado constantemente por mariposas (supuestamente los espíritus de las brujas que cuidan el lugar) y por unos pájaros negros grandes que parecen advertir la magia del entorno. Caminantes de esos parajes han registrado que durante el ascenso no ventea, sintiéndose un calor que califican de “sobrenatural”.
Al final del sendero, por entre un pórtico natural formado por helechos, se divisa la cima y sobre ella un kiosco; luego, la inefable vista del pueblo y de los otros cerros que se alzan en esta región.
El Cerro de las Brujas
La meseta de Sinifaná tiene una ubicación geográfica estratégica, está en medio de dos triángulos equiláteros sagrados que concentran uno la energía positiva y el otro la negativa, algo así como la mitad de un corbatín.
Por ser el sitio donde se chocan las dos energías, es un punto neutro y por eso las brujas de la región lo prefirieron para hacer sus maleficios y sus aquelarres. Una vez llegó hasta la cima una muchacha, poseída con un demonio fuerte, a buscar a las brujas para recibir auxilio para que le sacaran ese mal. Ellas trabajaron para acabar con la maldición, pero les quedó grande. Al cabo de un tiempo, y cuando ya las brujas se iban a dar por vencidas, decidieron mandar a la poseída hasta Remedios - Antioquia, allá tenía que consultar a una hechicera más poderosa, la enviaron, no sin antes advertirle que debía volver antes de determinado tiempo, pues si incumplía ese requisito, ellas mismas la matarían, pues no podían exponerse a que la maldición que la joven tenía en su cuerpo las matara a ellas en venganza por su ataque.
La niña viajó entonces a Remedios pero no pudo volver en el tiempo estipulado por las brujas del cerro, lo que las impulsó a matarla con un fuerte maleficio. En respuesta a ese ataque, el espíritu de la joven volvió a la meseta y las acabó. Dicen los habitantes del sector que desde eso no molestan estos seres y que por el contrario, siempre se sienten protegidos por su guardiana Sinifaná, que traduce “Espíritu sin cuerpo” y que mora allí desde antes de que llegaran los colonos con sus cuentos de brujas y su amalgama de creencias.
Para tener en cuenta
Si usted, amigo lector, desea desplazarse hasta este mágico lugar y degustar de una de las mejores vistas que tiene el municipio, tenga en cuenta que es un santuario de la fauna y de la flora que requiere ser conservado. Además no olvide que es un sitio sagrado, por lo que debe abstenerse de profanarlo con basuras y prácticas extrañas a los bellos parajes (satanismo, hechicería, consumo de estupefacientes, etc).
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