Hace una semana celebrábamos a través
de esta tribuna que por fin el Alcalde Municipal se sentara a dialogar con los
sectores que en Riosucio participan del Paro Nacional y que se discutiera una
agenda local sobre las necesidades y reclamos específicos de las comunidades
indígenas, los jóvenes y otros sectores sociales.
Sin embargo la realidad muestra que, al
menos para el caso de la negociación con la población juvenil protestante, la
voluntad de concertación, en ambas partes, era de dientes para afuera.
Según trascendió, lamentablemente la
mesa de diálogo entre los jóvenes y la Administración Municipal, instalada el
pasado 19 de mayo, se levantó sin acuerdos y sin haber avanzado en ninguno de
los once puntos reclamados por los convocantes.
Una situación así era más que
previsible. Las actitudes asumidas por uno y otro bando demostraban que así
sucedería. No se puede establecer una conversación civilizada y productiva si a
los diálogos no se les blinda de respeto por la contraparte y del
reconocimiento de su dignidad. No se pueden llegar a acuerdos si las
conversaciones se realizan en medio de las amenazas y los insultos.
Flaco favor le hacen al debate las
amenazas directas del Alcalde Municipal a los manifestantes, advirtiéndoles que
seguirá usando la fuerza pública para disolver las concentraciones en
Tumbabarreto (lo que entre otras cosas no se atrevió a hacer cuando estaba la
minga), desconociendo el derecho fundamental a la protesta pacífica. Lo mismo
puede predicarse de los ataques verbales con epítetos desobligantes hacia el
mandatario local en las afueras del teatro, perpetradas por un sector de los
jóvenes marchantes con el fin de caldear los ánimos y hacer fracasar el
ejercicio participativo.
Tal como lo clamamos en la pasada
editorial, urge un ejercicio deliberativo entre el gobierno municipal y los
sectores sociales movilizados. Es imperativo que la Administración escuche a
sus ciudadanos. Es necesario que las políticas sociales sean debatibles y
transparentes. Se requiere tender puentes sinceros y privilegiar el diálogo,
sin que implique cesar en los actos de protesta y de resistencia. Sin embargo
esa intención de llegar a acuerdos debe ser real de parte y parte y
concentrarse en lo fundamental: la política de juventud, las oportunidades, el
empleo, la educación, el medio ambiente y la cultura.
Es donde debe haber espacio para la mediación, entre las partes involucradas. Quién o Quiénes? No sé, pero lo que sí es indispensable es que sea un colectivo neutral y no ajeno al conflicto local.
ResponderEliminarLa aplicabilidad del consenso y el diálogo, acompañados de confianza y comprensión, es la acción más prioritaria que requiere el municipio.
La política y la democracia, tienen en si mismas la participación ciudadana, ejercicio que no debe estar sesgado entre administración y jóvenes únicamente.
Las familias de esos jóvenes que hoy se manifiestan, siempre han elegido por y para ellos, y en tiempos de una "Red Social Mundial", no es extraño que no estén de acuerdo con lo que eligieron para ellos.
Hay que escuchar a los jóvenes de Riosucio y a los del País.
Pues son la base de un nuevo desarrollo endógeno.