Antes de salir de la casa nunca le falta el maquillaje, un buen perfume y los adornos del caso. Siempre sale a la 1: 30 de la tarde rumbo al bar los Arrayanes; allá la esperan sus retadores y amigos de juego. "Ahí viene Yolanda Isaza, la mujer de las cartas", dicen quienes la ven llegar.
Un personaje
No hay quien no conozca a esta peliroja riosuceña, la única que se le mide a los hombres en el juego del póker, 51, king, tute y demás artes de la baraja. Todos los días, incluso yendo los domingos y festivos, Yolanda cumple la cita con su pasatiempo favorito: jugar cartas.Son 4 horas hasta las 5:30 de la tarde en las que se divierte, hace reír a los demás, y de paso, se lleva el premio mayor, bueno, de vez en cuando. Luego se despide, pero gane o pierda siempre sale con una desbordante sonrisa. Su rutina de belleza la complementa con un pequeño ritual que comprende una petición a San Gregorio, besos y abrazos a su ahijada Luciana y varias caricias a sus 4 perros; así es que se prepara a diario para ir hasta donde los caballeros.
En Riosucio todos la aprecian y la respetan bastante. De vez en cuando hasta le envían piropos y aparte del juego de cartas, comparten con ella un tinto, un cigarrillo y uno que otro chisme del pueblo.
Con historia
Yolanda comenzó a jugar cartas hace ya 40 años, en aquel entonces, el bar "La Cigarra", lugar muy famoso en la época. Luego jugó en Los Tres Yolis, El Emperador y en los últimos años en los Arrayanes. La señora Isaza tiene otro as bajo la manga: juega dominó, billar pool y ajedrez. Vivió 3 años en los Estados Unidos con su esposo, de quien se separó años mas tarde. En Bogotá trabajó en los Ministerios de Justicia, de Trabajo, en el DANE y luego en Ecominas de Marmato.Es una mujer simpática, amable y alegre, por eso se ganó el cariño de los hombres. Según Jaime Sanchez , ex propietario de los Arrayanes este lugar es la segunda casa de Yolanda.
Esta Riosuceña es muy religiosa y carnavalera, tanto que llego a ser una de las primeras damas en meterse a las corralejas. Peliroja, no se sabe si por naturaleza o por la tecnología capilar, ama de casa por demás, posee un carisma que despierta simpatía entre la comunidad, le gusta contar y escuchar chistes y anécdotas, ver televisión, comer maní, chocolates y jugar Telefunker (cartas) con su gran amiga hasta altas horas de la noche.
Nunca se le ve triste o preocupada, por eso la mujer de las cartas se ganó una silla entre los varones, por ser verraca, no temerle al que dirán y de combinar el hogar, los amigos y la diversión sin dejar de ser toda una dama.
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