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Los Motato: tres generaciones haciendo felices a los riosuceños



La pólvora es fundamental en la identidad de los riosuceños, acompaña las celebraciones, las fiestas religiosas y el Carnaval por lo que constituye uno de sus elementos festivos tan importante como el guarapo o las chirimías. La pólvora es también componente esencial de las Fiestas de la Candelaria, donde se honra a la patrona del pueblo con detonaciones en el día y juegos de luces en las noches. 

La mayor parte de la pólvora de estas festividades proviene de la fábrica de la familia Motato, personajes que se han ganado el aprecio del pueblo y que por tres generaciones se han encargado de armar los cohetes, los castillos y en general, toda la pirotecnia que acompaña a los riosuceños en sus actividades festivas, religiosas, lúdicas y culturales.

Hola Riosucio dialogó con Iván Motato Morales, el representante de una estirpe reconocida por los riosuceños por elaborar con sus manos un componente tan importante de nuestra cotidianidad. 


Justiniano Motato Motato: El origen

Justiniano Motato inició el oficio de la pólvora a través de unos mejicanos que conoció en San Vicente de Chucurí (Santander), ellos le enseñaron el procedimiento para la fabricación de la pólvora, aprendió y le gustó y ahí se ligó el destino de la familia a la pirotecnia, pues heredó a su hijo Aníbal el oficio y la técnica para convertir esta labor en un arte.

Aníbal Motato Bañol

El 14 de octubre de 2017, a los 88 años de edad, falleció en su amado riosucio Don Aníbal Motato, el polvorero por décadas de las fiestas del pueblo. Poco antes de morir fue objeto de homenaje por parte de la Junta del Carnaval, porque le reconoció el servicio prestado a la Fiesta a través de la fabricación de los juegos pirotécnicos para las alboradas, los desfiles, los conjuros y las Noches del Ingrumá. 

De su matrimonio nacieron seis hijos, a los cuales les dio toda la vida el sustento con la pólvora. Aunque todos aprendieron el arte de la fabricación solamente uno se dedicó por completo a este oficio. Relata Iván que: “Nosotros somos muchos hermanos, somos varios, pero de todos el que siguió el destino fue mi persona, a mí me gustaba porque veía, sabía que económicamente no iba a conseguir mucho, pero iba a tener el reconocimiento de todo Riosucio, además de poder estar en varias partes del país: Feria de Manizales, congresos en Paipa, conferencias en Bogotá, en Armenia, la tradición de la pólvora ha sido un recorrido, una trayectoria, después de mi abuelo, mi padre me dio a conocer el destino, ahora yo estoy pendiente de todo, ha sido muy hermoso, algo que me dejó mi padre como herencia y así quiero seguir. 

La tercera generación: Iván Motato Morales 

Su tiempo completo lo dedica a la fabricación de la pólvora, cuando falte no sabe qué va a pasar con el oficio porque no tiene hijos que puedan continuar con la tradición y de los hermanos solamente él ejerce la profesión, pues ellos solo la trabajan ocasionalmente. 

Iván trabaja sobre todo para la Fiesta de la Candelaria, siempre lo contratan en Alto Medina, Curramba y el barrio Hispania. En el Carnaval empezó trabajando con su padre, poco a poco se fue dando a conocer y cuando él no fue capaz de ejercer más esta misión, cogió las riendas y empezó a entenderse con las diferentes juntas, tanto que ya tiene en su haber tres Noches del Ingrumá consecutivas. 

Su arte lo ha perfeccionado, ha asistido a conferencias con gente de Bogotá, Armenia y Medellín: “Uno en las conferencias aprende mucho, cosas novedosas que han entrado al mercado, químicos que pueden reemplazar a sustancias desaparecidas o descontinuadas y combinar lo artesanal con lo importado”, dijo.

Para Iván es muy importante el legado de su padre y de su abuelo, lo reconoce y lo siente: “Mi padre fue persona excelente, me dio la educación, me formó en el ser que soy y me enseñó el arte que él tenía que es para mí lo más grandioso, de ahí ha dependido mi vida, mi papá fue todo para mí, la persona que me explicó cómo entrar a la cuestión de la pirotécnica y me formó en lo que soy hasta el momento”. 

Para Iván lo más difícil de su oficio es hacer las fórmulas químicas, manejar las luces, los colores porque hay sustancias alterables y tiene que manipularlas con mucha precaución. 

Con su pirotecnia Iván ha ido a Jardín, Angelópolis, Valparaíso, Caramanta La Pintada y muchos más lugares, brecha que abrió su padre, quien se dio a conocer como polvorero en toda la región.


Dato: La fábrica de Iván tiene todos los permisos exigidos por la ley, los cuales debe renovar cada año, para lo cual lo visitan la Secretaría de Gobierno, bomberos y la policía.

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